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ICE ha fallado constantemente en contener enfermedades contagiosas, según nuestros análisis. Es un peligro para el público.

ProPublica revisó más de 70 reportes que detallan las muertes en las instalaciones de detención de ICE durante la última década y encontró que el personal, con frecuencia, rompe las reglas estrictas para hacer pruebas de detección de enfermedades contagiosas. Por lo menos 10 detenidos se enfrentan a la cuarentena por posible exposición al coronavirus.

Yazmin Juárez testifica el 10 de julio de 2019, durante una audiencia del Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes que su hija de 19 meses de edad, Mariee, murió de una infección respiratoria viral en un centro de detención. (Tom Williams/CQ Roll Call/Getty)

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El coronavirus está amenazando las instalaciones del Servicio de Cumplimiento de Inmigración y Aduanas abarrotadas con largas historias de mal manejo de las enfermedades infecciosas que pueden propagarse rápidamente fuera de sus paredes, encontró un análisis de ProPublica de miles de páginas de reportes de muertes.

La población detenida por ICE presenta un peligro específico en estos momentos en que las comunidades se enfrentan a la nueva enfermedad. El análisis encontró que ICE ha fallado repetidamente en seguir las reglas establecidas que tienen la finalidad de contener las enfermedades transmisibles dentro de sus instalaciones de detención, las cuales pueden convertirse en atmósfera propicia para enfermedades. Cuando los guardias y las enfermeras se van de las instalaciones a sus casas, esos brotes se pueden propagar.

En el Centro de Detención Aurora, una instalación suburbana de ICE en Denver, se sabe que 10 detenidos se encuentran ahora en cuarentena por posible exposición al coronavirus. Un miembro del personal de ICE de un centro de detención de Nueva Jersey tuvo un resultado positivo de la prueba.

El año pasado, más de 5,200 detenidos estuvieron en cuarentena mientras que ICE trataba de contener un brote de paperas y varicela. Un análisis realizado el año pasado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades determinó que los casos de paperas alcanzaron el máximo al mismo tiempo que la administración de Trump encerró mucha más gente en espacios reducidos. La mayoría de estos detenidos se enfermaron en custodia federal, no antes, determinaron los CDC.

Los problemas con las enfermedades transmisibles dentro de las instalaciones de ICE se han ido intensificando por años. ProPublica revisó más de 70 reportes que detallan muertes de los detenidos durante la última década y encontró que el personal, con frecuencia, no sigue las reglas estrictas para hacer pruebas de detección de enfermedades contagiosas.

La respuesta a la tuberculosis, una enfermedad respiratoria que se puede propagar fácilmente en espacios reducidos y cerrados, es una indicación sólida de cómo responderán a otras enfermedades contagiosas, dicen los expertos médicos.

En una docena de casos que revisó ProPublica, los expertos médicos que fueron llamados para investigar la muerte de un detenido de ICE dieron la alerta de que el personal no siguió las normas aceptadas en el ámbito nacional.

ProPublica identificó seis casos en los que no se abordaron los riesgos de las enfermedades transmisibles, como en el caso de los auxiliares de enfermería con poca capacitación formal que esperaron demasiado tiempo para notificar a los médicos acerca de los pacientes enfermos; posteriormente se reconoció que este fue un factor contribuyente de las muertes de los inmigrantes.

El Dr. Marc Stern, un experto médico que solía inspeccionar las instalaciones de ICE como contratista del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que las condiciones de hacinamiento en los reclusorios los hacen objetivos principales de los brotes.

“Mientras más gente tengan, menor la posibilidad del distanciamiento social”, dijo Stern. “Estos eventos van a ser más difíciles de controlar ya que el personal no puede ir a trabajar porque se enferman o tienen que quedarse en casa con sus hijos”.

Durante estas fechas del año pasado, después del tercer brote en cuatro meses en el Centro de Detención Aurora, inclusive de paperas y varicela, Allison Hiltz, miembro del Consejo de la Ciudad de Aurora se hartó de que la compañía de gestión privada del reclusorio no notificara a la ciudad.

“No informaban acerca de las enfermedades transmisibles en el lugar, y eso incluyó la varicela que tuvieron un par de meses antes”, dijo Hiltz.

Hiltz puso presión a través de una ordenanza de la ciudad que requiere que GEO Group, un contratista grande de ICE, reporte las inquietudes de salud pública al departamento de bomberos local. Al mismo tiempo, Jason Crow, un congresista principiante, exigió tener acceso a la instalación y que ICE llevara a cabo inspecciones mensuales. Tan solo en febrero, una de esas inspecciones encontró que las enfermedades siguen haciendo estragos en la instalación: 68 personas en cuarentena con la gripe y otras 70 con paperas. Pablo E. Paez, vicepresidente ejecutivo, dijo que la compañía sigue las mejores prácticas para controlar las enfermedades.

En medio de la pandemia mundial de coronavirus, GEO dijo que a ninguna de las personas en cuarentena en Aurora se le ha confirmado la enfermedad.

Pero, Hiltz dijo que GEO debe intensificar la vigilancia del virus. “Si vemos lo que está pasando ahora, no hay vacuna para esto”, dijo ella. “Solo hace falta una persona con el virus en una instalación para propagarse bastante rápido y no hay inmunidad para los empleados que vienen y van y llevan a sus hijos a la escuela y van de compras de comestibles”.

En Aurora y por todo el país, ICE ha luchado repetidamente por contener enfermedades transmisibles que se pueden propagar de maneras similares al coronavirus, demostraron los reportes de muertes revisados. Los informes se enfocaron en los historiales médicos de los detenidos, pero no dejan claro si estos infectaron a otras personas.

Durante un examen médico en enero de 2018, el detenido Yulio Castro-Garrido, que trabajó en la cocina del Centro de Detención Stewart en Georgia, tenía fiebre, palpitaciones rápidas, tos y goteo nasal, síntomas de la gripe. No obstante, el personal médico no le ordenó que se quedara en su celda y dejaron que regresara a la cocina donde podría haber estado “transmitiendo una enfermedad contagiosa”.

Murió al siguiente mes, a la edad de 33, de pulmonía y la gripe.

Más adelante en 2018, el personal de evaluación médica del Centro de Detención Otay Mesa en California hizo una radiografía de una mujer mexicana de 62 años y encontraron evidencia de tuberculosis. En vez de aislarla inmediatamente, permitieron que Agustina Ramírez-Arreola tuviera contacto cercano con otros detenidos en las instalaciones por casi tres horas.

Ella murió dos meses más tarde.

Los demócratas en Washington han criticado el registro irregular de ICE en cuanto al manejo de las enfermedades infecciosas, citando inquietudes de que el hacinamiento en el marco de la política de cero tolerancia de Trump intensifica el riesgo de una propagación viral mortal.

ICE no respondió a las preguntas que envío ProPublica el martes.

En su sitio web, la agencia dice que está monitoreando la propagación del COVID-19 y que sus epidemiólogos están haciendo seguimiento del brote y trabajando con el personal del Cuerpo de Servicios de Salud de ICE.

“ICE continúa incorporando las pautas de los CDC relacionadas con el COVID-19, los cuales se basan en los protocolos ya establecidos de vigilancia y gestión de enfermedades infecciosas que utiliza actualmente el organismo. Además, ICE colabora activamente con los socios de salud local y estatal para determinar si alguno de los detenidos requiere pruebas o monitoreo adicional para combatir la propagación del virus”, dice el sitio web.

Paez, el vocero de GEO, dijo que la compañía está pendiente del nuevo coronavirus y colocó a los 10 detenidos en Aurora “bajo observación”. Él no dijo si GEO les había hecho pruebas a otras personas bajo el cuidado de la compañía.

“Para ser sumamente precavido, la semana pasada se puso en observación a un grupo de 10 personas como precaución basada en las declaraciones de un visitante del centro” dijo Paez. “Ninguna de esas personas han mostrado síntomas de COVID-19. En este momento, todos los centros de procesamiento de ICE suspendieron las visitas no legítimas”.

Mientras tanto, los abogados de derechos civiles han presentado peticiones ante la administración de Trump, además de encausar una demanda el lunes argumentando por la liberación de los detenidos vulnerables que podrían enfermarse dentro del sistema de detención de inmigrantes con condiciones de hacinamiento en el país.

Elizabeth Jordan, una abogada de Denver que representa a los detenidos de Aurora no ha podido reunirse con sus clientes durante la propagación del coronavirus. Una demanda presentada el año pasado por Jordan y un equipo de abogados de inmigración acusaron a ICE de extensa negligencia y pésima atención médica.

“ICE manejó los brotes anteriores muy mal”, dijo Jordan. “Esto podría ser de órdenes de peor magnitud”.

En este momento, ella dijo, sus clientes tienen mayor probabilidad de enfermarse de alguien que traiga el virus a las instalaciones repletas.

“Ellos son blancos perfectos” dijo ella.


Dara Lind contribuyó al reportaje.

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