Trabajar en las granjas lecheras de los Estados Unidos es peligroso. Frecuentemente, son inmigrantes los que trabajan en ranchos donde hay poco control de los riesgos laborales. Esta es una serie de reportajes de ProPublica, un medio sin fines de lucro dedicado al periodismo de investigación.

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Cuando Judy Kalepp se convirtió en la juez municipal de Abbotsford, Wisconsin, hace más de una década, le asombró ver cuántos latinos recibían multas por conducir sin licencia. Se preguntó: ¿No podrían simplemente conseguir las licencias y dejar de romper la ley?

Entonces llegó a conocer a algunos de los conductores, en su mayoría inmigrantes mexicanos que vivían y trabajaban en la comunidad. A pesar de no hablar español, logró comunicarse con ellos y enterarse de que muchos eran indocumentados y tenían prohibido por ley estatal obtener licencias de conducir.

Con el tiempo, su opinión cambió. Aunque todavía le preocupa la seguridad vial con tantos inmigrantes sin licencia al volante, también ha llegado a reconocer la importancia del trabajo que hacen para la zona, desde una empacadora de carne en el pueblo hasta las granjas lecheras que rodean Abbotsford, en el centro de Wisconsin.

“Cuanto más lo veo,” dijo Kalepp, “más pienso que probablemente nos equivocamos en no permitirles obtener una licencia”.

La semana pasada, ProPublica publicó un reportaje sobre cómo Wisconsin depende de los inmigrantes indocumentados para trabajar en la industria lechera, pero no los deja manejar. Por eso, es una verdadera lucha para muchos trabajadores indocumentados hacer las cosas más básicas que necesitan para sobrevivir – desde comprar la comida y cambiar los cheques hasta visitar al médico o llevar a sus hijos a la escuela. Dicen que se sienten atrapados en las granjas donde viven y trabajan, y que dependen de otros para que los lleven a donde necesitan ir.

Los inmigrantes que violan la ley y de todas formas conducen se arriesgan a costosas multas, detenciones y hasta a ser deportados. “Uno camina con miedo cuando anda en el carro”, dijo un inmigrante indocumentado de Honduras que trabaja en una granja cerca de Abbotsford.

Ha llevado una vida muy aislada durante la década que ha residido en Wisconsin. Nunca ha visitado Milwaukee. Rara vez visita a sus amigos de su tierra natal, ya que ellos tampoco tienen licencia. No sabe cuándo o cómo va a conocer a una pareja. Sin embargo, tiene que manejar seis días por semana para llegar al trabajo – y también cada quincena para ir al pueblo a cambiar su cheque, hacer sus compras y lavar su ropa. “Para todo tiene que salir uno”, dijo.

Durante años, los defensores de los inmigrantes han intentado convencer a los legisladores estatales para que permitan a los inmigrantes indocumentados conseguir licencias de conducir. Los demócratas han estado de acuerdo en su mayoría, y el Gobernador Tony Evers ha insertado el tema en sus anteproyectos de presupuesto. El desafío ha sido tratar de convencer a los Republicanos, quienes controlan la legislatura estatal, para tomar una medida a la que algunos de sus votantes podrían oponerse ferozmente.

“Tengo algunos votantes republicanos y colegas republicanos que dicen, ‘Oye, vinieron aquí ilegalmente. No vinieron aquí por canales legales, así que no tendrían que ser recompensados’”, dijo el Representante Pat Snyder, un legislador republicano cuyo distrito está al este de Abbotsford e incluye partes del Condado de Marathon. “Comprendo sus preocupaciones. Pero, a la misma vez, si de repente echáramos a toda esta gente de aquí, a los indocumentados, nuestras granjas lecheras colapsarían. Tenemos que dar con una solución”.

Snyder es uno de varios legisladores y funcionarios locales republicanos de la zona que se reunieron con policías, granjeros de la industria lechera, líderes sociales y defensores de los derechos de los inmigrantes en Abbotsford en marzo para hablar del impacto en la comunidad de una ley del 2006 que prohíbe a los inmigrantes indocumentados manejar. Wisconsin es uno de 31 estados que prohíbe a los inmigrantes indocumentados obtener licencia.

La reunión en Abbotsford, que se extiende a ambos lados de la frontera de los condados de Clark y Marathon, ofrece una mirada a cómo la política en torno a este asunto podría estar cambiando. Algunos funcionarios locales que viven en estos lugares e interactúan rutinariamente con conductores que son inmigrantes indocumentados, o escuchan a los granjeros lecheros, están volviéndose más explícitos en su apoyo a un cambio en la ley.

Como muchas partes del Wisconsin rural, los dos condados votaron sólidamente en 2020 por el expresidente Donald Trump, cuya posición contra la inmigración ilegal era un sello distintivo de su presidencia.

Abbotsford, con una población de aproximadamente 2,100 residentes, tiene un centro lleno de restaurantes y tiendas mexicanas. Residentes locales y obreros de las granjas lecheras de la zona vienen para cobrar sus cheques, comprar tortillas y otros productos de sus tierras natales, y visitar la corte municipal para pagar sus multas por manejar sin licencia.

Este tipo de multa de $124 es, de lejos, la más comúnmente tramitada por el juzgado municipal, representando casi una de cada tres condenas y unos $19,000 de las multas del año pasado, según muestran los registros. El juzgado no documenta la raza ni la etnia de los acusados, pero 134 de las 157 multas por conducir sin licencia involucraron a personas que tenían apellidos hispanos comunes como Cruz, López y Garcia, según ha determinado ProPublica. (La Oficina del Censo de los Estados Unidos dice que más del 85% de las personas con esos apellidos son hispanas.)

Jason Bauer, jefe del Departamento de Policía de Colby-Abbotsford, dijo que le gustaría que el estado permitiera a los inmigrantes indocumentados ser entrenados y examinados para obtener licencias de conducir. Pero, mientras tanto, dijo que no puede ordenar a sus agentes que dejen de hacer cumplir la ley cuando encuentran a un conductor sin licencia. “En este caso tendría que decir, ‘Tienes que tratar a todo el mundo de la misma forma’”, dijo, “incluidos los chicos blancos de 15 años” que manejan.

Sin embargo, las multas por manejar sin licencia son tan comunes que Bauer ha pedido a sus agentes que dejen de presentar acusaciones penales en casos de reincidencia – como normalmente ocurre – para que los conductores no tengan que comparecer de forma obligatoria ante el tribunal. Bauer dijo que también quiere evitar una sobrecarga a sus fiscales de condado locales. (Melissa Inlow, la fiscal del Condado de Clark, dijo que ya no presenta cargos penales en casos de reincidentes por manejar sin licencia, por razones de recursos limitados, pero los conductores todavía tienen que pagar una multa.)

El Alcalde Jim Weix de Abbotsford dijo que habla con Bauer varias veces a la semana y sabe con qué frecuencia los conductores son multados por esta falta. Weix es un republicano que apoya a Trump y es partidario de políticas de frontera más duras. Pero no cree que la ley estatal actual, que permite a los inmigrantes indocumentados poseer automóviles pero no conducirlos, tenga sentido.

“Necesitamos que estas personas aprendan a manejar y que sepan nuestras reglas y normas y todo", dijo Weix.

Pero como a muchos de sus compañeros republicanos, a Weix le preocupa el fraude electoral y dijo que no querría que los inmigrantes indocumentados usaran las licencias de conducir para votar ilegalmente. (En Wisconsin los votantes pueden utilizar sus licencias como prueba de identificación para votar.) Así que él instaría a los legisladores a asegurar que cualquier licencia de conducir creada para inmigrantes indocumentados sea claramente marcada con la frase: “No puede ser usada para votar”.

En la reunión en marzo, los policías expresaron su preocupación por la cantidad de gente que maneja que no han tomado cursos de educación vial. “Es un peligro. Queremos mantener la seguridad en las carreteras,” dijo Scott Haines, el sheriff del Condado Clark, en una entrevista. “Lo que más busco es seguridad para todos los ciudadanos.”

Haines dijo que la reunión abrió sus ojos a las complejidades del tema. Pero dijo que la opción de cambiar la ley “no está en nuestras manos”. Hasta que la Legislatura permita a los inmigrantes indocumentados obtener licencias, dijo que tiene que hacer cumplir la ley.

Los granjeros de la industria lechera en la reunión hablaron de cómo la ley estatal se lo pone difícil a sus trabajadores para ir y volver del trabajo sin arriesgarse a multas y detenciones. Entre ellos: Hans Breitenmoser, que opera una granja de 470 vacas en el Condado de Lincoln, al noroeste de Abbotsford.

“Las vacas son un trabajo de 24 horas al día, siete días a la semana,” dijo Breitenmoser en una entrevista. “No tengo el lujo de sencillamente parar la máquina. Tenemos que ordeñarlas cada día, tres veces al día, Si alguien no se presenta, es un asunto bastante grande comparado a las otras industrias; estamos tratando con animales vivos”.

ProPublica contactó con los cuatro legisladores republicanos que asistieron a la reunión y que fueron identificados por los organizadores de la misma y otros participantes. El Senador Jesse James declinó hacer comentarios, aunque recientemente dijo en Wisconsin Public Radio que estaría abierto a considerar una ley que diera acceso a los inmigrantes indocumentados a obtener licencias de conducir. El Representante Calvin Callahan no respondió a las solicitudes para una entrevista. Pero en un comunicado de prensa en junio, explicó cómo los republicanos habían eliminado temas de una “lista de deseos de los liberales” de la propuesta de presupuesto del gobernador, entre ellos licencias de conducir y otros “beneficios nuevos para inmigrantes ilegales.”

Mientras tanto, Snyder y la Representante Donna Rozar, cuyo distrito incluye Abbotsford, dijeron que apoyarían una legislación que devuelva las facultades de conducir a los inmigrantes indocumentados en Wisconsin. Pero creen que sería difícil convencer a algunos de sus colegas Republicanos.

El problema real, dijeron ambos, es el fracaso del Congreso para arreglar el sistema de inmigración roto del país.

“Muchos de nosotros creemos que estamos siendo invadidos y que al gobierno federal no le importa”, dijo Rozar. “Y tengo la sensación de que algunos de mis colegas piensan qué si empezamos a hacer avances en este asunto de los trabajadores indocumentados, le estamos quitando al gobierno federal parte de su responsabilidad para hacer su trabajo.”

Nuestro plan es seguir informando sobre los problemas que afectan a los trabajadores inmigrantes en la industria lechera en todo el Medio Oeste. Entre esos temas están: las condiciones en granjas con menos de 11 trabajadores; las lesiones en el trabajo y el acceso a la atención médica o la compensación laboral; y las viviendas proporcionadas por los empleadores.

Aquí está una carta explicando cómo se puede comunicar con nosotros si desea compartir información sobre la industria lechera de Wisconsin o de estados cercanos.

Maryam Jameel contribuyó a este reportaje. Traducción por Carmen Méndez.