Trabajar en las granjas lecheras de los Estados Unidos es peligroso. Frecuentemente, son inmigrantes los que trabajan en ranchos donde hay poco control de los riesgos laborales. Esta es una serie de reportajes de ProPublica, un medio sin fines de lucro dedicado al periodismo de investigación.

Read in English.

Cuando los obreros mueren en las granjas lecheras a través del país, las circunstancias son a menudo parecidas: se ahogan en lagunas de estiércol, son aplastados por minicargadores, son pisoteados por vacas.

Pero la cuestión de si el gobierno investiga sus muertes depende de factores que, según los defensores de la seguridad laboral, parecen arbitrarios: el estado donde murieron, el tamaño de la granja donde trabajaban, o si vivían en alojamientos provistos por su empleador.

Durante décadas, el Congreso ha prohibido a la Administración de Seguridad y Salud Laboral (OSHA, por sus siglas en inglés) investigar las muertes, lesiones y quejas de los trabajadores de granjas que tienen menos de 11 empleados, al menos que los empleadores de estas granjas proporcionen alojamiento conocido como un campamento de trabajo temporal. La forma en que se aplica esta exención para las granjas pequeñas difiere entre los estados con industria lechera del país.

En Nueva York y Vermont, por ejemplo, los defensores de los obreros dicen que ni se molestan en llamar a la OSHA cuando los trabajadores mueren o sufren lesiones en granjas pequeñas porque están acostumbrados a que la agencia diga que no puede investigar.

En Wisconsin, la OSHA a veces ha investigado las muertes de trabajadores en granjas pequeñas que dan vivienda a sus empleados inmigrantes. En tales casos, la agencia ha clasificado esas viviendas como campamentos de trabajo temporal, lo cual le otorga jurisdicción para investigar.

Y en California, que tiene un plan de seguridad y salud laboral más amplio que el programa federal, los inspectores escudriñan las muertes y lesiones de los obreros de las granjas lecheras sin considerar el número de empleados de la granja. La cuestión de si hay o no viviendas para los obreros es irrelevante.

Este mosaico irregular de implementación, en el cual se investiga algunas muertes y se ignoran otras, es fundamentalmente injusto, dicen los defensores.

“Es muy injusto y es inhumano,” dijo Crispín Hernández, un extrabajador de la industria lechera y miembro del Workers Center of Central New York (Centro de Trabajadores de la Región Central de Nueva York), una organización sin fines de lucro enfocada en la justicia laboral y económica. “En las granjas pequeñas, allí es donde los trabajadores se lastiman más.”

El mes pasado, un reportaje de ProPublica explicó la forma inconsistente en que la OSHA ha designado los alojamientos para empleados inmigrantes en las granjas lecheras como campamentos de trabajo temporal en Wisconsin. Nuestro reportaje identificó tres muertes de obreros en granjas pequeñas durante la última década, incluido el ahogamiento en una laguna de estiércol en marzo de un inmigrante indocumentado mexicano que la OSHA dijo que no podía investigar, aunque los obreros vivían en residencias de la granja.

Los funcionarios de la OSHA declinaron solicitudes para una entrevista, pero han dicho que la agencia tiene una política nacional uniforme cuando evalúa los campamentos de trabajo temporal.

Desde 2005, las oficinas de la OSHA dijeron que no podían investigar 44 incidentes de seguridad laboral en granjas lecheras – que incluyen muertes, lesiones, quejas y referencias de agencias locales como las oficinas de médicos forenses – debido a la exención de granjas pequeñas, de acuerdo con los archivos. No se sabe cuántas de estas granjas suministraban alojamiento a los obreros inmigrantes, algo que es común en las granjas lecheras de todo el país.

Nada de todo esto queda tan claro como les gustaría a muchos defensores y granjeros, y el asunto ha recibido poca atención. Más de una docena de defensores de la seguridad agrícola, abogados de obreros agrícolas e investigadores académicos del tema de varios estados – incluso Wisconsin – nos dijeron que ni sabían que era posible que la OSHA podía investigar las muertes y lesiones en granjas lecheras pequeñas que proveían alojamiento a los trabajadores inmigrantes.

“Terminamos enfrascados en estas discusiones de lo que se define como temporal o estacional o lo que es un campamento laboral,” dijo Hannah Gordon, una abogada del Farmworker Law Project (Proyecto Legal de Trabajadores Agrícolas) de la Legal Aid Society of Mid-New York (Sociedad de Ayuda Legal de la Región Central de Nueva York).


Una de las diferencias claves en el enfoque de la OSHA al decidir si una granja lechera tiene un campamento de trabajo temporal es si considera a los trabajadores mismos como temporales o permanentes. La respuesta no es inmediatamente obvia porque las vacas tienen que ser ordeñadas durante todo el año. Los trabajos agrícolas como la recogida de manzanas o cerezas son más claramente de temporada.

Además, las granjas lecheras no pueden usar un programa federal de trabajadores visitantes para traer inmigrantes con visas temporales. En su lugar, la industria por lo general depende de trabajadores inmigrantes indocumentados cuya habilidad para quedarse permanentemente en este país—y siguiendo esta lógica, quedarse permanentemente en un empleo—es precaria.

“Ser indocumentados y enfrentarse constantemente al riesgo de ser deportados” es una razón por la cual se podría considerar temporales a estos obreros, dijo Maggie Gray, una profesora asociada de ciencias políticas en Adelphi University que estudia a los trabajadores agrícolas de Nueva York. “Tienen hogares permanentes en sus países de origen a los cuales tienen intención de volver.”

La OSHA no pregunta a los obreros si están en el país legalmente. Pero en Wisconsin, los inspectores de la OSHA han descrito a algunos trabajadores inmigrantes que viven en las granjas como empleados “temporales” porque son contratados con el entendimiento de que pueden ir y volver a su país para visitar a sus familias.

La posibilidad de que la OSHA pudiera hacer una evaluación parecida sobre los obreros de la industria lechera en Nueva York—donde un estimado del 80% viven y trabajan en granjas pequeñas—provocó el rechazo de un grupo de siete congresistas de ese estado a finales de 2013.

En aquella época, la OSHA se preparaba para lanzar un programa para mejorar la seguridad en las granjas lecheras de Nueva York. El programa permitiría a la agencia hacer inspecciones aleatorias, algo que típicamente no hace.

Pero los congresistas le escribieron al funcionario de más alto rango de la OSHA para pedirle que demorara la iniciativa y también desaconsejar a la agencia que considerara como “temporales” a los obreros inmigrantes de la industria lechera en el momento de determinar si una granja pequeña se podía inspeccionar.

“Un granjero productor de leche contrata a un empleado con el acuerdo e intención de que el empleado se quede aquí por largo plazo,” escribieron los legisladores. “Un empleador de una granja lechera no acepta la presunción cultural de que un empleado de etnia extranjera o cuya lengua materna no es el inglés está buscando trabajo temporal o estacional cuando acepta un puesto permanente en una granja.”

La OSHA concedió el punto. David Michaels, en aquel momento secretario adjunto del Departamento de Trabajo para la OSHA, contestó por carta a los legisladores y les dijo que la agencia había decidido limitar el enfoque del programa a “granjas lecheras con once o más empleados, así que la definición de campamento de trabajo temporal ya no es relevante.”

Fuera de la iniciativa de Nueva York, escribió Michaels, la agencia no investigaría granjas pequeñas que dieran alojamiento a sus empleados si el empleador les había ofrecido trabajos permanentes.

En una entrevista reciente, Michaels dijo que no recordaba la controversia acerca de los campamentos de trabajo temporal. También dijo que no sabía que inspectores de la OSHA en Wisconsin hubieran concluido que los alojamientos para obreros inmigrantes en granjas lecheras eran campamentos de trabajo temporales y así podían investigar las muertes en granjas pequeñas.

Pero dijo que se “alegraba escuchar eso” y que pensaba que el trabajo de la agencia en Wisconsin tendría que ser conocido más ampliamente. De esa manera, dijo, a lo mejor más defensores llamarían a la OSHA cuando los trabajadores mueren o se lesionan “en situaciones en que la OSHA podría verdaderamente responder.”

Erica Sweitzer-Beckman, una abogada ydirectora legal del Farmworker Project (Proyecto de los trabajadores agrarios) en Legal Action de Wisconsin (Acción Legal de Wisconsin), una organización sin fines de lucro, dijo que cuando una granja “reclama una exención, la OSHA podría investigar a fondo para determinar si la exención realmente es válida.”


No todos los estados se apoyan en la OSHA federal; más de 20 estados tienen programas propios de seguridad y salud en el lugar de trabajo. Al menos tres de estos estados, California, Oregon y Washington, usan fondos estatales para inspeccionar las granjas de todos los tamaños, sin importar si hay viviendas para empleados o no.

“No hay ninguna exención para empleadores pequeños,” dijo Garrett Brown, un ex inspector y funcionario de alto rango de la División de Seguridad y Salud Laboral de California. “Si tienes un empleado, ya está; eres un empleador y estás bajo la jurisdicción de Cal/OSHA lo mismo que United Airlines o Coca-Cola.”

Algunos trabajos de investigación académica han mostrado que el índice de fatalidades para obreros agrícolas es significativamente más bajo en California, Oregon y Washington que en los estados donde se aplica la exención de las granjas pequeñas. Las granjas lecheras en la costa oeste suelen ser operaciones más grandes que en el medio oeste y la costa este, y hay muchas menos, algo que podría incidir en la diferencia en el índice de fatalidades. California es el productor de leche más grande de la nación. Wisconsin es el segundo; Nueva York es el quinto.

Matthew Keifer, un médico laboral e investigador que vive en el estado de Washington y antes era el director del National Farm Medicine Center (Centro Nacional de Medicina Agrícola) en Wisconsin, dijo que las granjas pequeñas en estados que dependen de la OSHA federal no siempre dan prioridad a los temas de seguridad porque saben “que no es probable que les investiguen, multen o se les encuentre culpables si alguien se lesiona seriamente.”

Añadió que en Washington, por el contrario, “hay una sana preocupación sobre la posibilidad de ser objeto de una inspección.”

Otros estados, incluido Vermont, tienen planes de la OSHA estatales que se parecen al OSHA federal en lo que concierne a la exención de las granjas pequeñas. Vermont no ha considerado las viviendas provistas por los empleadores de obreros lecheros como un campamento de trabajo temporal.

En diciembre de 2009, un trabajador de nombre José Obeth Santiz Cruz murió en una pequeña granja lechera de Vermont después de verse arrastrado dentro de una máquina y estrangulado por su propia ropa. La OSHA estatal mandó dos inspectores a la granja. Santiz, un joven inmigrante mexicano, vivía en el lugar, según entrevistas y archivos.

Pero la agencia concluyó que no podía investigar porque la granja empleaba demasiado pocos trabajadores.

En un correo electrónico a ProPublica, Dirk Anderson, el director de la OSHA de Vermont, dijo que su impresión general era que el trabajo de la industria lechera no era “de naturaleza temporal o estacional.” Sin embargo, dijo, “definitivamente es algo que voy a hablar tanto con nuestro asesor legal como con nuestro comisionado en el futuro próximo.”

La muerte de Santiz contribuyó a la creación de Migrant Justice (Justicia Migrante), una organización de derechos humanos liderada por obreros de la industria lechera en Vermont. Marita Canedo, la coordinadora de programas del grupo, dijo que casi todos los aproximadamente 1,000 trabajadores de granjas lecheras inmigrantes en el estado viven en las granjas donde trabajan.

Canedo y sus colegas de forma rutinaria oyen casos de trabajadores que sufren lesiones en el trabajo. Pero rara vez llaman a la agencia estatal por una serie de motivos, incluido la poca atención que OSHA ha prestado a las granjas pequeñas. Recientemente, cuando un obrero en una granja pequeña perdió varios dedos del pie después de que el pesado cubo metálico de un minicargador se los aplastara, Canedo dijo que no se tomó la molestia de llamar a la OSHA.

“No tomamos en cuenta a OSHA,” dijo.

Mariam Elba contribuyo a este reportaje.

Traducción por Carmen Méndez.